Bodas de Sangre
¿Os acordáis cuando os comenté que últimamente me estaban pasando cosas curiosas? Pues vengo a añadir una más a la lista.
He tenido la enorme suerte de interpretar a “La Novia” de “Bodas de Sangre”, la mítica obra de Federico García Lorca, y ha sido emocionante.
¿Y por qué digo que es curioso? Porque la primera vez que interpreté a este personaje fue en mis pruebas de admisión a la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD) y el reencuentro con ella ha sido precioso. Me ha hecho conectar con esa Inés pequeñita de 18 años que estaba nerviosa delante del tribunal. Ahora he podido comprobar que ya no soy esa Inés asustada. He crecido.
Decir que has hecho un “Lorca” son palabras mayores y yo estoy muy contenta con el resultado.
Además, en esta versión con orquesta, compuesta y adaptada por Miguel Tubía, no sólo he tenido que recitar algunas de las palabras del dramaturgo y poeta del siglo XX, también las he cantado. Y ha sido un lujo, un regalo.
De esta experiencia me llevo un aprendizaje. Es la primera vez en mi vida que he hecho una versión concierto, y he tenido que buscar el equilibrio entre la interpretación y la belleza del canto. Y además, expresar sentimientos cuando la música suena pero tú no tienes texto.
El personaje de “La Novia” está repleto de contradicciones, que no dice, que calla y que de alguna manera tiene que exteriorizar. Decir sin hablar es difícil , pero es un trabajo muy bonito. Me siento agradecida de haberlo podido hacer.